Piedra angular de un fuerte gobierno corporativo, la auditoría interna acorta la distancia entre la gerencia de una organización y su comité directivo, evalúa el ambiente ético y la eficacia y eficiencia de las operaciones, y sirve como red de seguridad de la organización para el cumplimiento de reglas, regulaciones y mejores prácticas de negocios en general.
La gerencia o dirección de una organización es la responsable de establecer y mantener un sistema de controles internos dentro de la organización.

 

Los controles internos son aquellas estructuras, actividades, procesos y sistemas que ayudan a la gerencia a mitigar eficazmente los riesgos que enfrenta una organización en el logro de sus objetivos. La gerencia asume esta responsabilidad en nombre de todas las partes interesadas en la organización, y recibe esta responsabilidad de parte de un cuerpo de supervisión (por ejemplo, el comité de dirección o consejo de administración, el comité de auditoría, los representantes electos).

Una actividad de auditoría interna dedicada, independiente y eficaz ayuda tanto a la gerencia como al cuerpo de supervisión (por ejemplo, el comité de dirección, el comité de auditoría) a cumplir sus responsabilidades aportando un enfoque sistemático y disciplinado para evaluar la eficacia del diseño y la ejecución del sistema de control interno y los procesos de gestión de riesgos. La evaluación objetiva del control interno y los procesos de gestión de riesgos por parte de la actividad de auditoría interna proporciona a la gerencia, al cuerpo de supervisión y a las terceras partes interesadas aseguramiento independiente de que los riesgos de la organización han sido apropiadamente mitigados. Dado que los auditores internos son expertos en entender los riesgos de la organización y sus controles internos disponibles para mitigar esos riesgos, ayudan a la gerencia a comprender estos temas y le aportan recomendaciones de mejora.

En consecuencia, aquellas organizaciones que no cuentan con una función de auditoría interna se están privando de los valiosos beneficios que aportan los auditores internos profesionales. Además, corren el riesgo de confiar en la gerencia, que puede no estar en la mejor posición para ofrecer opiniones competentes, independientes y objetivas sobre los controles internos.

Algunas organizaciones asignan la auditoría interna a un miembro de su personal que tiene otras responsabilidades, de modo que se ocupa a tiempo parcial de estas tareas. En estos casos, la persona no cuenta con la capacitación o experiencia profesional necesaria en auditoría interna que le permita lograr una eficacia óptima. Tales organizaciones corren el riesgo de recibir auditorías y revisiones de escasa calidad. Y aquella persona, que generalmente es nueva en la organización, no suele contar con el nivel y jerarquía en la organización que le permitan lograr resultados positivos. En este contexto, los procesos de alto riesgo pueden no ser identificados por las revisiones y pueden pasarse por alto deficiencias serias de control interno.

Una lección fundamental aprendida de las quiebras y colapsos financieros de numerosas organizaciones es que contar con gobierno, gestión de riesgos y control interno de buena calidad son elementos esenciales para lograr el éxito y la continuidad de las organizaciones. Dadas su perspectiva única y objetiva, su conocimiento profundo de la organización, y su aplicación de principios sólidos de auditoría y consultoría, una actividad de auditoría interna independiente que funcione adecuadamente y con los recursos suficientes está bien posicionada para proporcionar apoyo y aseguramiento valiosos a la organización y a sus entes de supervisión.